Reflexiones sobre 2020

Este año ha sido duro para todos.
En mayor o menor medida, todos hemos sufrido las consecuencias del virus Covid 19 que ha paralizado por completo el estilo de vida occidental.
Se están publicando cantidad de artículos sobre que por fin acaba 2020, pero poco hablamos sobre todo lo que tenemos que agradecer. (No queremos ser cínicas, ¡que se acabe ya por Dios! Pero pensamos que es importante extraer la moraleja y eso es lo que vamos a intentar.)
2020 nos ha obligado a echar el freno. Todos tenemos unas vidas muy ajetreadas. Tenemos tantas cosas que hacer y tan poco tiempo que pasamos de puntillas por cada instante. Apenas valoramos lo que estamos viviendo. Del trabajo a casa, de casa al trabajo, del trabajo al gimnasio y del gimnasio a casa. Ojo, serás un afortunado si puedes comer en casa, y no un tupper en la oficina mientras trabajas.

Hemos bailado y cantado en los balcones, y hemos celebrado la labor de nuestros sanitarios aplaudiendo cada noche.
2020 ha hecho que nos replanteemos nuestras prioridades.
Muchos de nosotros nos hemos dado cuenta de que no soportamos nuestros empleos, de que nuestras misión es otra.
Ha puesto a prueba parejas, familias y amistades.
¡2020 ha puesto nuestra vida patas arriba!
Porque siempre, hemos estado hartos de ir a nuestra casa familiar de Torrevieja a veranear, y este año estábamos deseando ir.
Porque estábamos hartos de ir los domingos a comer con la familia, y ahora sólo deseamos volver allí a comer croquetas y cocido todos juntos.
Porque odiamos profundamente a la vecina de arriba, la que jamás se quita los tacones cuando llega a casa y que no te deja dormir la siesta, pero hasta a ella nos alegraba verla y saber que en su familia estaban todos bien.
Parece que 2020 nos ha hecho un poco más humanos, y por eso, y a pesar de la tragedia que ha supuesto para todos, hay una parte por la que debemos estar agradecidos.

2020 nos ha obligado a cortar todas nuestras rutinas, a estar dentro de nuestros hogares, con las personas que hemos decidido compartir nuestras vidas. Esta nueva realidad nos ha servido a todos de espejo, y a muchos no les ha gustado lo que han visto reflejados cuando se han parado a mirar.
2020 nos ha forzado a valorar. A valorar a nuestras familias y a nuestros amigos. Valorar nuestra libertad y también nuestra salud. Cada minuto confinados hemos echado de menos a nuestros seres queridos, hemos deseado poder ir de cañas los viernes o de comida los domingos.
Nos hemos visto obligados a idear nuevas formas de vernos y hacer cosas juntos. Zoom, Meet y Skype han sido los reyes de la casa durante estos meses.
Hemos buscado juegos en streaming, formas de ver películas juntos, e incluso hemos comido o cenado pegados a la pantalla del ordenador (esta vez no por trabajo).

Porque 2020 ha sido una lección con patas.
Y probablemente jamás la hubiéramos aprendido de no ser una situación como esta.
P.D: 2021, como ves hemos aprendido mogollón, danos tregua porfa.


también te puede interesar

Luisa Monzón, una apuesta por la producción artesanal
2 de marzo de 2021
Cómo motivarte cuando no estás motivado
9 de mayo de 2021